Entre el románico, el mudéjar y el gótico
Cuando nos referimos al románico
aragonés, nuestra mente lo sitúa geográficamente en la zona norte de Aragón, en
territorios como Sobrarbe, Ribagorza o el Serrablo, donde encontramos grandes
ejemplos de este estilo como la Catedral de Jaca, los Monasterios de San Juan
de la Peña, Santa Cruz de la Serós y Obarra o iglesias como la del Castillo de
Loarre o la de Santa María de Iguácel.
Más al sur, en las Cinco Villas, también podemos ver obras arquitectónicas románicas en Uncastillo, Sos del Rey Católico o Bagüés entre otros muchos e incluso encontramos algún vestigio románico en la ciudad de Zaragoza.
Por su parte, la iglesia de San Pedro fue derribada antes de 1844. Se trataba de una iglesia mudéjar fechada entre los siglos XII y XIII con una bella torre octogonal construida en el siglo XVI. Las puertas de este templo, de bella factura y un buen ejemplo del mudéjar, todavía se conservan en el Museo Arqueológico Nacional.
Imagen extraída de: www.romanicoaragones.com |
Más al sur, en las Cinco Villas, también podemos ver obras arquitectónicas románicas en Uncastillo, Sos del Rey Católico o Bagüés entre otros muchos e incluso encontramos algún vestigio románico en la ciudad de Zaragoza.
Lo verdaderamente raro y extraordinario es encontrar el románico aragónes al sur de Zaragoza siempre que no sea en los Monasterios de Veruela, Rueda o Piedra. En este caso, Daroca es una de las excepciones, siendo uno de los puntos más meridionales en los que podemos vislumbrar obras arquitectónicas de este estilo, junto a otras localidades como Alcañiz o Blancas. Se trata de un románico tardío, en el que todavía podemos ver reminiscencias lombardas y en el que, a su vez, ya se pueden apreciar elementos gotizantes.
Sin embargo, la especialidad de este románico final
es que, como en el caso castellano de la ciudad de Sahagún, da paso al mudéjar,
de manera que muchas de las iglesias se inician siguiendo el estilo románico
para después continuarse siguiendo los cánones y materiales del mudéjar.
Mientras que la iglesia de San Miguel es el paradigma
del románico tardío, las de San Juan y Santo Domingo ilustran el cambio de
estilos que hemos explicado recientemente.
En el caso de la primera – la de San Juan de la
Cuesta – vemos cómo su construcción se inició siguiendo los cánones del
románico mediante el uso de la piedra sillar y a mitad de su realización se
prosiguió con ladrillo y con los elementos propios del arte mudéjar, algo que
es perfectamente visible en la cabecera. Vemos perfectamente que los fustes
románicos de forma semicircular son continuados mediante pilastras en ladrillo de
sección cuadrada.
Diseñados en primera instancia como dos vanos
románicos, en el centro del ábside y en el coro sur de la iglesia se sitúan dos
ventanales en ladrillo, cuyos vanos se cubren con arcos polilobulados.
En cuanto a la iglesia de Santo Domingo, la torre, de planta cuadrada está realizada en piedra sillar hasta un tercio de la misma, mientras que el resto se continuó en ladrillo ya a finales del siglo XIII. No obstante, se siguió utilizando la piedra sillar para las esquinas y, por otro lado, los baquetones semicirculares románicos dieron paso a los cuadrados de ladrillo.
En cuanto a la iglesia de Santo Domingo, la torre, de planta cuadrada está realizada en piedra sillar hasta un tercio de la misma, mientras que el resto se continuó en ladrillo ya a finales del siglo XIII. No obstante, se siguió utilizando la piedra sillar para las esquinas y, por otro lado, los baquetones semicirculares románicos dieron paso a los cuadrados de ladrillo.
Torre mudéjar de Santo Domingo
Imagen extraída de: www.arteguias.com
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En cuanto a la iglesia de Santo Domingo, la torre,
de planta cuadrada está realizada en piedra sillar hasta un tercio de la misma,
mientras que el resto se continuó en ladrillo ya a finales del siglo XIII. No
obstante, se siguió utilizando la piedra sillar para las esquinas y, por otro
lado, los baquetones semicirculares románicos dieron paso a los cuadrados de
ladrillo. Se trata de la torre mudéjar más antigua de las que todavía se
conservan en Aragón.
Ábside protogótico
Imagen extraída de http://www.castillodeloarre.org
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Otra de las características de este templo, que también
hace alarde de la mezcla de estilos, es su ábside protogótico, realizado en
piedra sillar, que nos da la idea de transformación y de convivencia de
diferentes conceptos arquitectónicos.
Patrimonio perdido
Aunque el mudéjar sigue teniendo buena presencia en el patrimonio darocense, ésta podría ser mayor si en el pasado se hubiera tenido mayor consideración por el mismo, ya que son varios los ejemplos de deterioro o destrucción de este tipo de bienes patrimoniales.
Por ejemplo, la sobredicha iglesia de San Juan de la Cuesta tuvo una torre mudéjar edificada en ladrillo probablemente a lo largo del siglo XV que fue derribada en una reforma que tuvo lugar en los años 60 del siglo pasado.
Por otro lado, la torre mudéjar de la también nombrada iglesia de San Miguel corrió el mismo destino, esta vez en el año 1919 bajo la orden del párroco del templo ya que consideraba que la edificación suponía ciertos peligros y no podía ser restaurada.
Patrimonio perdido
Aunque el mudéjar sigue teniendo buena presencia en el patrimonio darocense, ésta podría ser mayor si en el pasado se hubiera tenido mayor consideración por el mismo, ya que son varios los ejemplos de deterioro o destrucción de este tipo de bienes patrimoniales.
Por ejemplo, la sobredicha iglesia de San Juan de la Cuesta tuvo una torre mudéjar edificada en ladrillo probablemente a lo largo del siglo XV que fue derribada en una reforma que tuvo lugar en los años 60 del siglo pasado.
Vista de la iglesia de San Juan en 1920
Imagen extraída de: xilocapedia.com
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Por otro lado, la torre mudéjar de la también nombrada iglesia de San Miguel corrió el mismo destino, esta vez en el año 1919 bajo la orden del párroco del templo ya que consideraba que la edificación suponía ciertos peligros y no podía ser restaurada.
Iglesia de San Miguel hacia 1915-1920
Imagen extraída de: xilocapedia.com
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A la lista de patrimonio perdido se unieron las iglesias de Santiago, San Andrés y San Pedro, derribadas en su totalidad.
La de Santiago se elevaba sobre la plaza que todavía lleva ese nombre, también conocida en otro tiempo como Plaza del Mercado. Debió ser una iglesia en piedra sillar, en la que destacaba su torre mudéjar de ladrillo, que, en palabras de Leopoldo Torres, pudo ser la más antigua de Aragón. Se trataba de una torre rica en decoración con labores de ladrillo en diferentes formas, en todo caso, con mayor ornato que la de Santo Domingo.
Vista general de la Torre de Santiago
Imagen extraída de: xilocapedia.com
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Su desaparición nos sirve de ejemplo de lo sucedido en las primeras décadas del siglo XX en cuanto a la conservación del patrimonio ya que la torre en sí misma fue declarada Monumento Nacional en 1912 y apenas un año después fue derribada.
Por su parte, la iglesia de San Pedro fue derribada antes de 1844. Se trataba de una iglesia mudéjar fechada entre los siglos XII y XIII con una bella torre octogonal construida en el siglo XVI. Las puertas de este templo, de bella factura y un buen ejemplo del mudéjar, todavía se conservan en el Museo Arqueológico Nacional.
Puerta mudéjar de la iglesia de San Pedro
Imagen extraída de: ceres.mcu.es
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Por último, la iglesia de San Andrés, del siglo XV y con una torre de mampostería con sillares en las esquinas, fue derribada antes de 1902, aunque sus muros y el cuerpo bajo de la torre se conservaron hasta los años cincuenta del pasado siglo. Según algunas fuentes este derribo se produjo por las presiones de un cacique local.
Como vemos, son varios los casos de pérdida de elementos patrimoniales en Daroca, ya sea por la mala conservación, la poca estima hacia los mismos o los intereses personales que en muchos casos han impuesto los valores del presente y la renovación al aprecio de un rico patrimonio que se erige como vestigio de un pasado que debe ser entendido como propio y valorado por la comunidad. En todo caso, aunque este tipo de casos nos lleven al lamento, también deben servirnos de cara a reflexionar y a fomentar el respeto, la conservación y la puesta en valor del patrimonio que todavía podemos contemplar en el presente.
Bibliografía y referencias:
Torres Balbás, Leopoldo. La arquitectura mudéjar en Aragón: Las iglesias de Daroca.
Mañas Ballestín, Fabián. Fascículo dedicado a la Arquitectura Religiosa en Daroca. Ayuntamiento, 1985.
www.xilocapedia.com
www.arteguias.com
www.romanicoaragones.com
www.patrimonioculturaldearagon.com
Realmente interesante, David.
ResponderEliminarAdemás te doy las gracias por no haber obviado el patrimonio desaparecido. Debemos aprender de nuestros errores y evitar cometerlos de nuevo.
Gracias por tu interés, Alicia. Así es, aunque no podamos hacer nada para recuperar lo perdido, que al menos nos sirva para conservar y valorar el patrimonio existente. ¡Un saludo!
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